miércoles, 9 de diciembre de 2009

...

Se despertó por la mañana, no sabía la hora que era pero intuía que era muy tarde. Abrazó fuerte la almohada, olía a él. No quería darse la vuelta porque no sabía si todo aquello que ocurrió la noche anterior era un sueño, una mentira inventada por su imaginación. Decidió girarse y entre las sábanas blancas pudo destacar un mechón de pelo negro como el azabache. Se acurrucó. Él le susurró un te quiero y ella esbozó una sonrisa de pura felicidad.


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